Recibe este nombre porque produce adducción, es decir, el movimiento de juntar las piernas.
La secuencia de estiramientos presentada va de lo más sencillo a lo más difícil, pudiendo cada uno de ellos complicarse en exigencia y tiempo. Al comenzar a hacer estiramientos no debemos llegar nunca al dolor, hemos de estirar hasta notar la tensión del músculo y los tendones, y quedarnos ahí un tiempo que con el entreno podrá ir aumentando.
Si estamos supervisando el trabajo de nuestro hijo tenemos que controlar el grado de estiramiento, a través de:
· las sensaciones que él tenga
· la sensación de tensión que se crea a nivel músculotendinoso que palparemos con nuestra mano
Esto será necesario mientras él aprenda a estirar, para evitar que se pueda hacer daño.
Explicarle el ejercicio siempre antes de realizarlo poniéndonos a nosotros como ejemplo, e incluso realizarlo con él.
Siempre es mejor poco y bien, que mucho y mal. Al principio, es mejor hacer sólo un ejercicio y repetirlo en distintos momentos del día, y cuando ese ejercicio “de fruto” pasar al siguiente.
Los ejercicios se repetirán en series de 10, manteniendo la postura final del ejercicio durante unos segundos, que con la práctica deberían ir aumentando si el niño así lo permite. Evitar los rebotes, llegar al final del estiramiento y mantenerlo sin mover. Para deshacer la postura hacerlo lentamente.
¿Cuántas veces se realizan las series?, cuantas más mejor, pero sin que se convierta en una carga, hay que ser flexibles. Intentar convertirlo en un juego distendido, que se reparta a lo largo de todo el día, sobre todo, si el niño se cansa enseguida. Él nos dará la pauta en todo momento.
¿Dónde se realizarán? Preferiblemente en el suelo, colocar una esterilla o manta para que no tenga frío. Nunca sobre superficies blandas, donde las posturas son difíciles de mantener, se realizan compensaciones.
¿Cómo se harán? Con la extremidad a estirar desnuda para poder controlar el trabajo de músculos y tendones en todo momento.
Ejercicio 1. Hugo Cascia Stretching Coach
Sentarse en el suelo con las plantas de los pies encaradas. Las manos sujetan los pies. Dejamos caer las rodillas hacia el suelo, de forma relajada, sin apretar.
Mantener la postura hasta que la molestia desaparece. Al principio comenzar por unos minutos e ir aumentando con el entreno.
Al principio, si fuera muy incómodo, se pueden colocar cojines bajo las rodillas, e ir quitándolos paulatinamente. Deshacer la postura lentamente.
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